Hace 68 años de la llegada de ciclones catastróficos

Autor: Profesor Cresencio Martínez Candelario
En septiembre de 1955, un año que sigue grabado en la memoria de la región de la Huasteca, tres ciclones azotaron con furia la costa mexicana, dejando un legado de devastación y resiliencia que perdura hasta hoy. Gladys, Hilda y Janet se convirtieron en nombres que aún resuenan en las conversaciones de quienes vivieron aquellos tiempos tumultuosos.

Gladys hizo su entrada el 3 de septiembre de 1955, con vientos alcanzando los 128 kilómetros por hora. Aunque sus vientos eran formidables, la población apenas empezaba a preocuparse por su llegada, sin sospechar que el peor estaba por venir.
El 19 de septiembre de ese mismo año, el ciclón Huracán Hilda Tampico 1955 se desató con una furia inusitada, alcanzando la categoría 3 con rachas de viento de hasta 220 kilómetros por hora. Este monstruo meteorológico afectó gravemente a la ciudad portuaria de Tampico en Tamaulipas, así como a otros estados como Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí. El gobierno federal, liderado en ese momento por el presidente Adolfo Ruiz Cortines, tomó la decisión de trasladarse a Tampico para coordinar las acciones de auxilio a la población.

La solidaridad internacional también se hizo presente en ese momento crítico. El gobierno de los Estados Unidos envió el portaviones CVL-48 Saipan, con 14 helicópteros de doble hélice, el “Siboney” de la marina de guerra de los Estados Unidos, el destructor “Bassett” cargado con lanchones y anfibios, y el “Oglethorpe” con una amplia flotilla de aviones. Estos esfuerzos conjuntos llegaron el 24 de septiembre para auxiliar a la población afectada por el huracán Hilda.

Hoy, en el año 2023, conversamos con Emmanuel Martínez Zamorano, originario de Ciudad Valles, quien fue galardonado por su impactante documental titulado “Memoria Líquida, cuando los ríos crecen”. Este documental presenta fotografías y testimonios de sobrevivientes de aquel mes de septiembre de 1955, arrojando luz sobre los eventos que marcaron a toda una generación.
Emmanuel nos compartió que su documental sobre el Huracán Hilda Tampico 1955 se inspiró en dos antecedentes. El primero proviene de las vivencias de su abuela, quien experimentó el ciclón de 1933 y le relató detalles tan impactantes como la visión de un helicóptero llevando dos vacas colgando, además de un trágico incidente en el que una lámina decapitó a una persona.
El segundo antecedente que motivó la creación de este documental es una antigua leyenda tének, que narra el diluvio enviado por los dioses para destruir la tierra. Esta leyenda ancestral agrega una dimensión espiritual a la tragedia natural.
La Colonia Hilda surge como un rayo de esperanza en medio de la devastación. El padre Xavier Enrique Guerrero Briones organizó la entrega de terrenos y casas a 18 familias afectadas por el Huracán Hilda Tampico 1955. Estas viviendas, construidas con materiales como raja de palma y enjarre de lodo, dieron origen a la colonia Hilda, que posteriormente cambiaría su nombre.

Hoy en día, es posible contemplar estas históricas viviendas en la privada Hilda, en lo que hoy se conoce como la colonia Francisco I. Madero. Entre los afortunados beneficiarios se encuentran nombres como Vicenta Gómez, Esther Aguilar, la familia Campos Vargas, Herminio Altamirano y Arturo Martínez, cuyas vidas están entrelazadas con el legado de un ciclón que cambió el rumbo de sus vidas y su comunidad para siempre.

En conmemoración de los 68 años de la llegada de estos ciclones catastróficos, recordamos la resiliencia y la solidaridad que emergieron en medio de la adversidad. La historia de Gladys, el Huracán Hilda Tampico 1955 y Janet es una lección de la capacidad humana para sobreponerse a la naturaleza desatada y un recordatorio de la importancia de preservar nuestras historias para las generaciones futuras.